sábado, 12 de marzo de 2016

COMO NIÑOS NO COMO PERROS



Muchas veces decimos ser como niños cuando en verdad actuamos como perros. ¿Qué quiere decir esto? ¿Acaso cómo actúan los perros para ser comparados a ellos?
Los perros son tiernos, son de buena apariencia en su mayoría, buscan agradar a todos, son fáciles de domar, son juguetones, y se dejan llevar por el instinto. Ellos pueden estar en un parque y de un momento a otro orinarse o hacer popo, mirar una perrita o perrito, olerlo e inmediatamente montársele. Su forma de vida es esta, no trabajan, están acostumbrados a pedir comida aunque sea a un extraño, y muestran sus dientes cuando están disgustados. Ellos no piensan lo que hacen, ni lo que van a hacer tan solo se dejan llevar por las circunstancias y por sus instintos.
Esta caracterización mencionada anteriormente parece casi exacta a la de una persona en nuestra actualidad, porque ha sido esta la dirección que muchos han optado por seguir, una dirección sin dirección.
“En aquel tiempo Jesús respondió y dijo: -Te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó-.” Mateo 11: 25-25 (RVA-2015)
Es importante que comprendamos el significado de ser como niños, y para ello es necesario que observemos primeramente como son los niños. Observando los niños y contextualizándome a la Biblia he visto una característica que nos hace ser como niños, la sencillez. La humildad de un niño se demuestra en que cree en Dios sin dudarlo y que anda preguntando constantemente a su padre o madre porque confía en ellos y desea conocer todo lo que hay a su alrededor, así como los discípulos le hacían preguntas constantemente a Jesús.
“En aquel tiempo los discípulos se acercaron a Jesús diciendo:
— ¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo:
—De cierto les digo que si no se vuelven y se hacen como los niños, jamás entrarán en el reino de los cielos.  Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el más importante en el reino de los cielos.”
Mateo 18: 1-4 (RVA-2015)
Debemos hacernos como niños, no como perros, despojándonos de nuestro orgullo, de nuestra soberbia, para poder recibir la sencilla palabra de Dios en nuestro corazon.
“Entonces Jesús les dijo:
—Dejen a los niños y no les impidan venir a mí, porque de los tales es el reino de los cielos.”
Mateo 19: 14 (RVA.2015)
Acerquemos a Dios como estos niños lo hicieron, aunque nos lo quieran impedir, porque lo amamos. Seamos sinceros ante Dios, arrepintámonos de corazón ante El, busquemos su voluntad, amemos sus designios, honrémoslo. Alabemos a nuestro Dios porque nos ha salvado, nos ha redimido, nos ha perdonado del castigo que merecíamos a causa de nuestro entenebrecido corazón corrompido por la maldad.
“De la boca de los pequeños
y de los que todavía maman
has establecido la alabanza
frente a tus adversarios
para hacer callar al enemigo
y al vengativo.”
Salmos 8: 2 (RVA-2015)