jueves, 6 de septiembre de 2018

LA SOLEDAD, MADRE DE TODAS LAS PRUEBAS





Las circunstancias pueden tornar muy complicadas, de difícil comprensión, como podría ser estar secuestrado, ser embargado, estar en la cárcel injustamente, sufrir de esclavitud, matoneo o persecución, pero hay una prueba mayor que esta y es enfrentar estas mismas circunstancias sin ningún apoyo sino con el rechazo y las injurias de todos.
La soledad es la madre de las pruebas porque no le resulta fácil a ningún ser humano enfrentarse a las tinieblas completamente solo. La oscuridad es uno de los mayores temores, no es fácil saber de alguna persona que le tema a la luz, pero si es bastante común que alguno le tenga miedo a la oscuridad. Si vemos, por ejemplo, una casa oscura en donde jamás hemos entrado nos da miedo, preferimos ir acompañados.
Los matrimonios en nuestra época de la comodidad, diré posmodernidad, es producto o resultado de un miedo a la soledad, pero no de un sincero compromiso, por esta razón es que se ha vuelto común que quienes se casan se divorcian con la misma velocidad con la que se casan.
La soledad ha devastado vidas de la misma manera que ha fortalecido a otras, porque es un proceso que a quienes aman a Dios les fortalece en su relación con su Señor, permitiéndoles conocer aún más de sus virtudes.
                               
“Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.”
Salmos 23: 4 (RVR 1960)