sábado, 6 de octubre de 2018

ANIMAOS UNOS A OTROS





“Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.” 1 Tesalonicenses 5: 11 (RVR 1960)
Es importante aclarar que este mensaje de principio a fin es para quienes han nacido de nuevo, es decir para la Iglesia, puede sonar excluyente pero es así como el Señor nos enseña que sus bendiciones y palabras de ánimo son para sus hijos mientras que lo contrario (las maldiciones) son para quienes El no conoce.
El camino que como hijo de Dios estas andando no es ancho ni cómodo, tiene sus dificultades y momentos que podrían hacerte sentir como si estuvieras solo, a veces te puede llevar al desánimo, por eso es que son pocos los que andan en este camino, pero el mismo camino te enseñara que adelante siempre va estar Jesucristo, preparándote para el siguiente paso.
El ánimo que como iglesia debemos y tenemos el mandato de expresar entre nosotros debe ser genuino y sincero, pero lo más importante es que sea cargado de palabras que nos estimulen a seguir fortalecidos en el Señor, a fin de que cada uno, individualmente, y como hermanos, colectivamente, podamos enamorarnos día a día más de sus virtudes, de tal manera que produzca en nosotros un deseo mayor de conocerle, obedecerle y amarle, y una fidelidad tan fuerte a su Palabra que nos haga ver los placeres de este mundo cada vez menos atractivos.
El sistema esta anegado de diversas atracciones contrarias a la voluntad de Dios que solo producen un placer momentáneo para la carne, como la lujuria o el engaño de las riquezas. Estas cosas son como el queso en una trampa para el ratón, son sucesos que ha puesto el diablo de una manera tentativa para conducirnos al pecado, por lo tanto tengamos cuidado no solo de nosotros sino también de nuestros hermanos. Si hay alguno débil que está siendo atraído por el diablo animémosle en el Señor a mirar a Jesucristo y a deleitarse en sus mandamientos.
Nuestro peregrinaje sobre esta tierra es como una caminata de búfalos, nosotros somos los búfalos. Si estamos juntos, no dudemos en que podremos enfrentar en victoria al diablo, pero si estamos solos y separados de la manada seremos presa fácil del sistema. Así también somos como el cachorro del oso, mientras estemos con nuestro Señor, podremos tener la seguridad de que nada malo nos ira a pasar, por lo tanto no nos alejemos de Dios ni tampoco de la comunión con nuestros hermanos sino animémonos unos a otros a seguir el Camino, porque verdaderamente es lo mejor que tú y yo podemos hacer, aun cuando los demás no lo hagan sigue adelante porque Dios sabe recompensar a quienes le honran.
En las misiones, dentro de zonas del mundo en el que se persigue más ferozmente a quien anuncia el evangelio, los obreros son mucho más pocos que lo que son en nuestras ciudades y lamentablemente como iglesia hemos dejado solos a muchos de ellos al no orar, no estar con ellos o no enviarles ofrenda. Eso ha sido causa de que por su debilidad varios hayan desfallecido y abandonado su ministerio, pero quienes son maduros en la fe pueden dar cuenta que aun en medio de momentos de angustia podemos clamar al Señor y Dios, quien es grande en misericordia, nunca nos abandonara, entonces lo más importante es que nos fortalezcamos en el Señor y nos animemos, no a seguir a una persona sino a Jesucristo, quien siempre estará con nosotros. Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos.
Si eres hijo de Dios ánima a tus hermanos, aunque ellos no te animen, y nunca dejes de congregarte, para que te deleites en el Señor con tus hermanos, tu corazón no se enfrié y no seas presa fácil del sistema.



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