sábado, 24 de junio de 2017

¿CUÁL ES EL MAYOR PELIGRO DE LA IGLESIA?



La iglesia significa, etimológicamente, “llamada afuera”. El Señor nos hizo para que fuéramos luz a las naciones, esperanza al perdido, mensajeros del Reino, etc. Pero es el confundir la tarea que Dios delegó a la Iglesia su mayor peligro.
En nuestra sociedad contemporánea vemos a una iglesia que se ha enfriado, conformado al sistema y alejado de la verdadera Palabra de Dios. Es bastante frecuente encontrarnos con congregaciones que ya no se reúnen para escuchar la Palabra de Dios, sino para escuchar una banda, un pastor que cada domingo inventa algo nuevo, susurros en el oído que adivinan el futuro de las personas, supuestos milagros, hablar en lenguas y otro montón de cosas que provienen del diablo y no de Dios.
Un edificio muy bello, precioso y de gran tamaño puede caer, sin importar su deslumbres superficiales, si es que sus fundamentos no son sólidos. La iglesia que no está fundamentada en Jesucristo y en su Palabra es una falsa iglesia que está en peligro a caer.
Las estructuras en las que se reúne la iglesia, son paredes que tienden a deteriorarse, por lo tanto, no son estas bases las que tienen que permanecer sino la lucha legitima de la iglesia debe ser el permanecer fieles a la palabra de Dios. La fidelidad a Dios es no coquetear con el mundo, no enredadores en este sistema, sino es usar bien la Palabra de Dios, no solo para confrontar vidas de otras personas, sino primeramente nuestras vidas, diariamente.
La Biblia, la reunión de 66 libros escritos por diferentes siervos de Dios e inspirados completamente por el Espíritu Santo, no nos habla de un nuevo sistema político, ni de solamente leyes, sino se centra, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, en Jesucristo. Si Jesucristo no es predicado en la congregación, como nos lo enseña la Biblia, entonces se ha caído en el mayor peligro de la iglesia, la confusión. Es necesario reconocer que sin un entendimiento genuino de la Palabra de Dios es imposible creer verdaderamente en Jesucristo, por lo tanto, se estaría siendo hipócrita al afirmar que se cree en Jesús sin una comprensión correcta de las escrituras.
El entendimiento a la palabra de Dios no es producto de una serie de cursos bíblicos, ni de un buen comportamiento, sino es el fruto del Espíritu Santo en la vida del creyente. Pero, es necesario recalcar que solo en Jesucristo, en la fe en el Hijo de Dios, quien vino, no solo para salvarnos sino para darnos vida, vida eterna, encontramos el verdadero entendimiento.

“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí” Juan 14: 1 (RVR 1960)


“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” Juan 5: 39 (RVR 1960)