“porque
si ustedes viven en conformidad con la carne, morirán; pero si dan muerte a las
obras de la carne por medio del Espíritu, entonces vivirán.” Romanos 8:13 (RVR 196)
Dar muerte a las obras de la carne es la
dirección de quienes son hijos de Dios, porque los hijos de Dios son todos aquellos que son guiados por el Espíritu de
Dios. Tu dirección, tus deseos, lo que aborreces y amas es la respuesta a
tu pregunta: ¿soy salvo?
“Porque
el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por causa
de mí y del evangelio la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre ganar
el mundo entero y perder su vida? Porque, ¿qué dará el hombre en rescate
por su vida?” Marcos
8:35-37 (RVA-2015)
La vida eterna es la dirección, es la mirada
que tiene un verdadero hijo de Dios, por lo tanto estar dispuesto a morir por
causa de Jesucristo y del evangelio es el propósito en esta vida. Nuestra
dirección, poner nuestra mirada en Jesucristo, nos santifica, pero desviarnos
de su voluntad, es la tentación que nos llevara al pecado, a deshonrar a Dios y
aun a despreciar nuestra propia vida.
Charles Spurgeon en su sermón “un Evangelio
digno de morir” dijo lo siguiente:
“…Nos
dicen que los males de todo tipo se están fortaleciendo, y hermanos,
oscuramente profético, nos dicen que tiempos terribles vienen y no puedo
decirles cuán terribles van a ser. La nefasta influencia del papa va a regresar
de acuerdo a algunos, y nuevamente la ramera de las siete colinas va dominar en
toda la tierra. ¿Acaso es así? Ya lo veremos. Si ustedes proclaman el Evangelio
con denuedo les digo que no será así. Si el Evangelio de la gracia de Dios es
predicado de manera completa y cierta, no puede ser así. Escuchen lo que vio
Juan: "Vi a otro ángel que volaba en medio del cielo, que tenía el
evangelio eterno para predicarlo a los que habitan en la tierra: a toda nación
y raza y lengua y pueblo. Decía a gran voz: ¡Temed a Dios y dadle gloria!"
¿Ven a ese ángel? ¡Observen lo que sigue! Detrás de ese ángel, muy cerca vuela
otro heraldo celestial. "Y siguió otro ángel, un segundo, diciendo: ¡Ha
caído, ha caído Babilonia la grande! Todas las naciones habían bebido del vino
de la furia de su inmoralidad." ¡Vuela, ángel del Evangelio eterno!
¡Vuela, pues con seguridad en la medida que mantengas tu vuelo, ese otro ángel
te seguirá proclamando la caída de Babilonia, y de cualquier otro sistema que
se oponga a la gracia del Señor Dios Todopoderoso! Que el Señor los mueva por
su Nombre. Amén.”[1]
Debemos proclamar el Evangelio de la gracia de
Dios. Es nuestra dirección predicar la Palabra, porque el Evangelio es poder de
Dios para salvación a todo aquel que en El cree.
Muchos fueron los “mártires” (testigos) que
murieron por la causa de Jesucristo con una esperanza viva, con la esperanza de
estar en la presencia del Dios vivo y verdadero. Juan Huss fue uno de ellos.
Huss murió asesinado en la hoguera por el juicio del concilio ecuménico de la
religión católica llamado el concilio de Constanza, ellos lo declararon hereje
por exponer con claridad la Palabra de Dios. Huss fue asesinado por decir que:
ü La verdadera
Iglesia era invisible y que solo Cristo era la cabeza de la Iglesia (lea 1
Corintios 11: 3, Colosenses 1: 18, Romanos 12: 5).
ü Jesucristo es la verdadera Piedra y no Pedro ( lea
efesios 2: 20)
ü El papa, con su corrupción y sus muchos pecados y
errores que enseñaba a las personas, era la encarnación del anticristo
(mateo 24: 4-5, 1 juan 2: 18-25, apocalipsis 17)
Huss murió en una
hoguera pero con la esperanza viva y verdadera en Jesucristo. Su dirección lo
mantuvo firme frente a sus acusadores porque tenía un corazón dispuesto a morir
por causa de Jesucristo y del evangelio.
[1] Spurgeon, Charles. Un Evangelio
digno de morir por Él. Consultado en:
http://www.spurgeon.com.mx/sermon1734.html, el 30 de junio del 2015.
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